Agosto

Agosto es un tiempo tranquilo en el campo; es el apogeo del verano y el momento en el que cosechamos la recompensa por todo nuestro arduo trabajo en primavera… y nos mantenemos alejados del sol todo cuanto sea posible.

Nuestra cuidadosa labor de preparación sale bien (o a veces no, ¡el clima baila a su propio ritmo!), y solo hay que desherbar, regar, cosechar y llevar los cultivos a casa.

Higo

Disponible mayo – junio y agosto – septiembre

Originaria de la región mediterránea y de Asia occidental y meridional, la higuera se cultiva desde la antigüedad; se considera una de las primeras platas cultivadas por el ser humana. Las higueras eran comunes en la antigua Grecia, una fuente de alimento popular para los romanos, y en el siglo XVIII los misioneros españoles llevaron los primeros higos a las Américas, lo que la convierte en una fruta verdaderamente global. La higuera también ha sido históricamente importante en la agricultura andaluza, ya que es capaz de resistir suelos secos, crecer en lugares rocosos y soportar temperaturas muy cálidas.

Además de ser un ingrediente apreciado tanto en la cocina casera sencilla como en la alta cocina, los higos poseen valiosas propiedades nutritivas. Son una fuente de azúcar natural, pueden contribuir al cuidado del intestino gracias a su alto contenido en agua y fibra, y pueden ayudar a regular la tensión arterial. También son una fuente de prebióticos, que ayudan a mejorar la digestión y la salud intestinal en general.

Ya se consuman frescos o secos, los higos están repletos de minerales como el potasio, el calcio, el magnesio y el cobre, y son una excelente fuente de hierro; importante para todos nosotros, pero especialmente para las mujeres en edad de crecimiento. Son un tentempié perfecto (prepare una nutritiva barrita energética de higos y nueces), y se adaptan a una gran variedad de platos por su dulzor y textura únicos. Mézclelos con avena y canela para desayunar, cómalos frescos con nueces y queso, o añádalos troceados a una ensalada.

Melocotón amarillo

Disponible mayo – agosto

Este melocotón se caracteriza por su piel amarilla y vellosa y su pulpa jugosa y ácida. Como otras variedades de melocotón, es originario del este de China -el latín Prunus Persica refleja su cultivo posterior en la zona del actual Irán y Afganistán- y desde allí emigró hacia Europa, llegando a Grecia hacia el año 300 a.C. En España, se han encontrado evidencias arqueológicas de melocotones amarillos en Murcia, en yacimientos que datan del siglo III d.C.

Los melocotones amarillos tienen el equilibrio adecuado de azúcar y acidez para crear un sabor redondo y bastante intenso. Ricos en vitaminas y minerales como potasio, hierro, calcio, fósforo y azufre, son buenos para reforzar el sistema inmunitario, reducir los niveles de colesterol, mantener la vista y mejorar el estado del cabello, las uñas, los dientes y los huesos. Los melocotones también contienen antioxidantes, como vitamina C, polifenoles y carotenoides, que protegen contra el daño celular; una gran proporción de esos antioxidantes se encuentra en la suave piel peluda, así que asegúrese de comerla también… ¡y fresca!

Los melocotones son sorprendentemente versátiles en la cocina. Se pueden asar a la parrilla, saltear u hornear, utilizar como complemento de carnes como el cerdo o el pollo, cortar crudos en ensaladas o desayunos y servir como ingrediente ácido en postres.

Paraguayo

Disponible mayo – agosto

El paraguayo, también conocido como paraguaya, es una deliciosa fruta de pulpa amarillo pálido y piel menos vellosa que la del melocotón común. Suele ser más dulce, sutil y sabrosa que otras variedades, pero sigue teniendo el reconocible sabor a melocotón.

El paraguayo puede considerarse hermano de la nectarina, ya que ambas proceden de una mutación del melocotón común; mientras que la nectarina carece de piel exterior vellosa, el paraguayo se diferencia por su menor tamaño y su forma aplanada. A pesar de llamarse «paraguayo», la variedad no tiene conexión con Sudamérica y probablemente se originó en China (al igual que la nectarina). Se conocieron en los países occidentales en el siglo XIX, pero las variedades de melocotón con las mismas características distintivas del paraguayo se mencionan mucho antes, en la literatura china y árabe.

Rico en antioxidantes (comer la piel exterior también es muy beneficioso), el paraguayo ofrece beneficios nutricionales similares a los del melocotón común; es rico en agua, aporta fibra, vitaminas A y C, minerales, y no contiene grasa ni colesterol. Es una delicia comerlo en temporada, un tentempié jugoso y refrescante en los meses de verano, y se puede incluir en recetas como batidos, macedonias o conservas.