Enfermera de profesión, decide abandonar por el estrés de los turnos y da un giro a su vida dedicando junto a su hermana Susana unos años a la apicultura. Más tarde, al ser madre, se da cuenta, a pesar de estar feliz trabajando en la naturaleza, que no puede dedicar tantas horas al trabajo intenso que necesitan las colmenas.

Así que vuelve a resetear su vida y le propone al padre hacerse responsable de la tierra de la familia. Su padre siempre había hecho un manejo ecológico en la agricultura, así que para ella el cultivo ecológico no es nada raro… «es lo que se ha hecho toda la vida». Por eso afirma que su finca tiene más floración, fauna y biodiversidad que las que trabajan «envenenando el suelo». Para ella la única manera de no tener plagas y enfermedades es estercolar y fermentar humus de lombriz para mantener un suelo rico.